No sé si te acordas, pero hace un tiempo escribí en el Blog, una breve reseña de los errores que había cometido a la hora de pactar honorarios.
La podes consultar en este enlace.
Si recién arrancas y no sabes cómo cobrar la consulta, o te da “cosa”, o tenes vergüenza de decirle al cliente que te pague, te paso un “tip” que a mí me fue de mucha utilidad cuando empecé.
Lo que hacía era lo siguiente: como de verdad me daba no se qué cobrar la consulta, le decía al cliente que previo a ella no me tenía que pagar nada en dinero pero sí, abonar un sellado.
¿Qué era? Ni más ni menos que una boleta de la Caja de Previsión para abogados, donde cargaba un adelanto de ius. Desde ya que le explicaba al cliente de qué se trataba, que no me tenía que abonar en efectivo la consulta pero sí el sellado; y consignaba los datos del posible demandado para que eventualmente sirviera en un proceso judicial.
Y claro, avisaba que si no se judicializaba por x motivo, el sellado quedaba a cuenta de la consulta. Si se avanzaba, quedaba pago el adelanto de ius.
Por lo menos, sentía que el tiempo que le dedicaba era retribuido en algo, y eso era ni más ni menos que un -pequeño- aporte jubilatorio.
La verdad, lo llevé adelante durante varios meses al empezar a ejercer solo, y te soy sincero, me funcionó muy bien. Hacía las consultas sin pedir dinero, pero sabiendo que se estaba aportando a mi cuenta en La Caja para abogados/as.
Después, claro, empecé a cotizar las consultas en dinero en efectivo. Y aclaro, aunque creo que no es necesario, que lo que te relato es mi experiencia, algo que me sirvió, no la verdad revelada.
Como sea, te dejo estas líneas muy breves de algo que a mí me sirvió mucho.
Y, de paso, el link donde escribí acerca de dónde te conviene matricularte.
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