En el año 2019, la Corte Suprema de los Estados Unidos, en el caso Bucklew v. Precythe, debió decidir sobre una persona -condenada a muerte- que había planteado que la ejecución por el protocolo de inyección letal del Estado de Missouri, constituiría un castigo cruel e inusual (en violación de la Octava Enmienda), porque a raíz de una deficiencia en su estado de salud, esa forma de ejecución le causaría una hemorragia durante el procedimiento, lo que podría llevarlo a asfixiarse con su propia sangre.
Como método alternativo, el condenado propuso la ejecución por hipoxia nitrogenada.
La Corte Suprema expresó que un individuo condenando a muerte que alegue que el método de ejecución del Estado constituye un castigo cruel e inusual en violación de la Octava Enmienda, debe demostrar fehacientemente ((recordemos Glossip c. Gross) un método alternativo factible y fácilmente implementado que reduciría significativamente un riesgo sustancial de dolor severo, y además, que el propio Estado se negó a adoptar el método sin una razón penológica legítima.
La sentencia no fue unánime ni mucho menos. De hecho, la votación finalizó con un ajustado 5-4.
PD: no se pierdan la disidencia de Sotomayor.
El fallo está en su idioma original, pero si usan algún traductor de internet, se comprende sin problemas (ojo igual con las traducciones)
El condenado no presentó evidencia adecuada de que la hipoxia de nitrógeno pudiera ser “fácilmente implementada”, y segundo, no demostró que el estado careciera de una razón legítima para negarse a cambiar de su método actual de ejecución a uno que “no está probado y no probado”. En suma, no acreditó que la alternativa propuesta reduciría significativamente un riesgo sustancial de dolor severo.