Hoy, te cuento el caso de Cornealious Anderson, el hombre que fue condenado a la cárcel pero…se “olvidaron” de llevarlo preso.
Sucedió en Estados Unidos, y te resume brevemente los hechos: en 1999, Cornelius Anderson fue detenido por protagonizar un robo a mano armada al gerente de una sucursal de Burger King en Saint Louis, Missouri, Estados Unidos (después se comprobó que no era un arma de verdad).
Se realizó un juicio donde fue condenado a 13 años de prisión y se lo dejó en libertad bajo fianza, a la espera de que se ordenara el inicio del cumplimiento de la sentencia.
Pero…la policía nunca fue a buscarlo a la casa. Recién se dieron 13 años después cuando… el Departamento Correccional de Missouri se preparaba para liberar a los internos que cumplirían su condena, entre ellos Anderson, y se dieron cuenta que éste nunca fue detenido y seguía en libertad.
Ahí fueron a la casa a detenerlo.
El tipo había hecho su vida, se había casado, tuvo hijos…Y cuando se lo llevaron a la cárcel, la gente se indignó porque se había convertido en algo así como un “ciudadano ejemplar”.
Por eso, lo dejaron en libertad nuevamente. El juez argumentó que tal retraso en el cumplimiento de la condena, violaba el “debido proceso”, ya que no había justificación para el retardo por parte del Estado.
Por ahí el caso resulta “gracioso”, pero tiene muy buenos puntos en el análisis de las garantías del acusado.
Te dejo la sentencia original acá, pero que es de fácil traducción con cualquier traductor de Google (igual, ojo porque ya sabes lo que pienso de las traducciones jurídicas).
Por las dudas, hay una versión traducida en este link, que se comprende bastante bien.
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