La Administración Estatal de Asuntos Religiosos de China prohibió a los monjes budistas del Tíbet que se reencarnen sin previo permiso gubernamental. La medida fue catalogada como “un paso importante para institucionalizar el manejo de la reencarnación”.
Hoy domingo temprano, me levanté a tomar mate y estuve investigando que los monjes budistas de más alto rango, aseguran poder controlar su renacimiento.
Por eso, las autoridades chinas ocupantes habrían excluido a los monjes budistas que vivan fuera de su territorio como candidatos a ser el futuro Dalai Lama.
La reencarnación es una creencia consistente en la conservación de la esencia individual de una persona después de la muerte (en forma de mente, energía, alma, o conciencia), razón por la que ésta vuelve a adoptar un nuevo cuerpo material en múltiples ocasiones.
La legislación china tiene en su corpus jurídico lo que llama oficialmente Medidas sobre el uso de la reencarnación de budas vivientes, más popularmente conocida como Orden nº 5, emitida por la Oficina Estatal de Asuntos Religiosos. Este organismo es que el que se encarga de las cuestiones relativas a los cultos, que siempre han de estar bajo supervisión gubernamental.
La orden fue promulgada, vía decreto, el 3 de agosto de 2007 «para institucionalizar la gestión de la reencarnación de los budas vivos» y porque «la selección de los reencarnados debe preservar la unidad nacional y la solidaridad de todos los grupos étnicos», agregando que «el proceso de selección no puede ser influenciado por ningún grupo o individuo del país».
Como siempre me gusta agregar la fuente legal, la podes descargar en este link. (traducida, no soy tan cruel).
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